DWEORLUNGAS, LA ESTIRPE ENANA

INFORMACION

Dweorlunga

Origen

Los enanos, o dweorlungas, son una raza dura y orgullosa, hijos de la montaña y formada por los tres grandes linajes descendientes del primer rey de las montañas, Dweorh.

Su tierras natales son las grandes montañas y valles al oeste del viejo continente, limitando al norte con Ymirheim, al sur con los Baldíos y al este con el hoy Imperio Humano y las tierras de los silvanos. En ellas los enanos regentaron durante eones un vasto y opulento imperio de hermosas ciudades de piedra que se extendían desde las cumbres más altas hasta las raíces de las montañas. No obstante, por culpa de su codicia y las largas y constantes guerras contra silvanos y goblins, el imperio acabó sucumbiendo.

Hoy día, habiendo pasado ya mucho desde la caída de su gran imperio, los enanos supervivientes se han distanciado unos de otros siguiendo a sus linajes y costumbres, no obstante, su vínculo de sangre como estirpe de Dweorh es inquebrantable y se mantiene igual de vivo que en sus orígenes.

Curiosidades y Características

Los enanos son tercos, muchas veces rudos y adoran el buen alcohol, al cual tienen una gran resistencia.
Los enanos tienen un gran respeto y orgullo por su ascendencia, por lo que siempre portan el nombre de su linaje consigo. Cuando se presentan o cargan en batalla estos invocan el nombre de sus antepasados y el de su linaje.
El Triunvirato en su día se formó con los tres primeros miembros de los linajes, Ornlur, Herlur y Beorg. Desde estos, los miembros del Triunvirato han sido escogidos por cada linaje, con un representante vitalicio de cada uno.
Al igual que no hay razas mestizas, los linajes no tienen mestizaje. Un enano nace siempre con las características de uno de los linajes el cual lo adopta.
Los enanos, sean del linaje que sean, suelen juntarse en grandes concilios y banquetes, como símbolo de la unión del Triunvirato, para tomar decisiones que atañan a su raza.
Las tradiciones de los linajes son sagradas, por lo que muy rara vez abandonaran estas costumbres con el riesgo de convertirse en paria que ello conlleva.
Aquellos enanos que se conviertan en parias para su linaje serán marcados visiblemente y pasarán a portar el nombre de Descastados. Pasarán así a ser considerados como traidores por toda su estirpe hasta que reparen el agravio cometido. Los enanos son incompatibles con muchas condiciones y profesiones, no obstante, tienen barbas majestuosas que todos envidian.

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Enano
Dweorlunga

Religión

En lo que se refiere a la religión de los dweorlungas ocurre algo similar que con su sociedad, pues según cada linaje existen particularidades en el culto y concepción de los dioses. No obstante, existe un pilar central en su religión que es el del Gran Padre. Esta figura divina es la principal de la raza enana como creador y protector de su raza. A pesar de que rara vez recibe un nombre propio a veces se le nombra como el Vigilante o el Señor de la Batalla. Es un dios complejo que representa la batalla, la guerra y el frío gélido de las montañas, pero al mismo tiempo representa el orden, la justicia y la protección. Normalmente sus más devotos se decantan por una de estas facetas, pero esto depende mayoritariamente del linaje al que pertenecen.

Sociedad

La sociedad enana es compleja y muy variopinta ya que depende en gran parte del linaje al que pertenezcan. Su sociedad se estructura en tres linajes basados en la leyenda de Dweorh y que a su vez se subdividen en clanes más pequeños, los tres linajes son: los Beorlungas, cazadores y montaraces de los valles, bosques y laderas; los Ornlungas, guerreros nobles y aguerridos, ávidos en el liderazgo y extremadamente tercos y orgullosos; los Herlungas, el linaje de los artistas, herreros y artesanos en general, trabajadores infatigables y de gran ingenio.

Debido a esto la sociedad enana es muy particular y cada linaje ha desarrollado leyes y maneras de ser propias, no obstante, existen leyes universales para los enanos que deben respetar sino quieren ser marcados como parias por su propia sangre:

  • Ley del Triunvirato: esta ley obliga a todos los enanos a tratarse con respeto mútuo y considerarse como iguales independientemente de su clan o linaje. Por ello, la buena hospitalidad entre enanos es siempre obligada.
  • Ley de Sangre: por ley los enanos se deben a su sangre. Todos son descendientes de Dweorh y por ello es la obligacion de los enanos defender y anteponer su raza antes que a cualquier otra.
  • Ley de Orgullo: los enanos no apuñalan por la espalda ni utilizan sucias artimañas para alcanzar sus fines, puesto que son gentes orgullosas y nobles.
  • Ley del Gran Padre: por esta ley, cuando un enano tiene un conflicto con un hermano este podrá retarle a un duelo de honor sagrado para resolverlo, pero no podrá matarlo a menos que el derrotado lo implore.
  • Ley de Agravios: esta ley recoge los grandes agravios cometidos contra los dweorlungas.
    1. Agravio de los Dragones: desde los albores de la civilización enana se han sucedido los ataques de dragones, por ello los enanos son enemigos jurados de los dragones.
    2. Agravio de los Elfos: las largas guerras con los Silvanos han dejado una impronta en la historia enana, por ello guardan rencor a todo lo que tenga orejas picudas y cualquier excusa será suficiente para enfrentarse a ellos.
    3. Agravio de los Trasgos: el mayor de todos los agravios, el odio que los enanos sientes por los goblins es indescriptible. Por ello los enanos siempre llevarán la guerra a estas criaturas hasta exterminarlas.

LINAJES

Enano

BEORLUNGAS

Bravos y diestros cazadores de los valles.

Ornlunga

ORNLUNGAS

Nobles y tenaces guerreros de las montañas.

Herlunga

HERLUNGAS

Hábiles e ingeniosos artesanos y comerciantes.

HISTORIA AMPLIADA

Cuenta la más antigua de las leyendas enanas que fueron creados por la propia mano del Gran Padre cuando una gran roca llameante cayó de los cielos y dio origen a las montañas, este tomó los restos y esculpió una figura a su imagen y semejanza. Contempló entonces su gran obra y decidió derramar su sangre sobre ella y bañarla con su aliento, transformando la roca en carne y el hielo en sangre para así hacerle cobrar vida. Habiendo completado su obra el Gran Padre le obsequió con tres regalos: primero le otorgó un nombre, Dweorhl, para que este resonase en las canciones y leyendas por toda la eternidad; en segundo lugar le entregó los tres grandes saberes: la guerra, la forja y la caza, para que así se ganase fama y gloria; el último regalo fue un deseo y Dweorhl dijo: “Deseo no pasar mi vida en soledad como la montaña”. Entonces el Gran Padre, tomando un fragmento de la montaña, esculpió una nueva figura, esta una mujer, dándole también vida y un nombre, Fyr. El Creador se alzó orgulloso y pronunció sus últimas palabras a Dweorhl y Fyr antes de continuar su camino:” Tu deseo queda cumplido y he aquí mi obsequio. Ya nunca más estaréis solos ni tu ni la montaña, pues ahora habéis de ser siempre uno y vuestro linaje reinará por siempre este lugar”

Con el tiempo Fyr y Dweorhl tuvieron muchos hijos, los cuales crecieron hermosos y fuertes, pero envidiosos los unos de los otros. Lucharon durante años sin cesar para demostrar quién era el más fuerte de todos y así heredar el trono sobre la montaña, pues Dweorhl envejecía y antes o después pasaría a dormir bajo la montaña. Fyr, temiendo que sus hijos se matasen entre ellos, convenció a Dweorhl para que interviniese y este se retiró para idear un plan. Durante días trabajó con ahínco y sin descanso en su forja, llenando los valles y las montañas con el eco del metal siendo golpeado, hasta que por fin tuvo todo listo e hizo llamar a sus tres primeros hijos. Al igual que su creador hizo en su día Dweorhl entregó tres regalos a cada uno de los tres. El primero fue una corona para cada uno, de hermosa factura en oro y plata, de manera que los tres serían siempre reyes. En segundo lugar, le otorgó uno de los grandes saberes a cada uno, para que así siempre necesitasen el uno del otro. Finalmente, a cada uno le entrego como obsequio una herramienta que les ayudase a cumplir su tarea.

Se formaron así los tres linajes y, durante eones, el Triumvirato reinó en las montañas, levantando grandes fortalezas sobre las laderas, colonizando los fértiles valles y erigiendo hermosas ciudades de túneles y casas de piedra horadadas en las profundidades de la tierra. Prosperó la raza de los dweorlungas, enriqueciéndose con las maravillas bajo la montaña, durante eones hasta forjar el más rico de los imperios conocidos, pero con el tiempo las guerras, la codicia y la avaricia enana acabaron por hacerlo sucumbir.

No fueron los dragones que habitaban en las cumbres, codiciosos de sus tesoros, ni tampoco las guerras con los Ered Lohn de Cadderly, elfos de los bosques protectores de sus bosques y letales para cualquiera que los cruce, sino que fue el enemigo más inesperado el que asestó el golpe de gracia al imperio enano. Fruto de las guerras y de su avaricia los dweorlungas cavaron más y más profundo, hasta las raíces de las montañas, despertando allí un gran mal latente bajo la tierra, los trasgos. Hordas y hordas de estas pequeñas criaturas anegaron rápidamente las fortalezas y montañas enanas en lo que se transformó en la guerra más cruenta de la historia enana. Aparentemente imparables, una por una las ciudades y fortalezas fueron cayeno hasta que la gran ciudad de Dun-a-Dóm, la joya del imperio, amenazaba con caer, los enanos decidieron entonces destruír sus propios túneles a fin de proteger la ciudad sepultando a las criaturas, pero sacrificando muchas vidas y su propio imperio. La marea de trasgos fue derrotada, pero no eliminada, pues muchos de los trasgos emergieron a la superficie y se extendieron por las montañas y los Baldíos, dando lugar a una guerra eterna que llega a nuestros días entre los dweorlungas y los goblins, descendientes de los trasgos originales.

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