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Origen
Tal y como relatan las crónicas y leyendas enanas, en tiempos de antaño la estirpe Dweorlunga se dividió en tres linajes, descendientes cada uno de ellos de los tres hijos predilectos de Dweorh, el Triunvirato original de los reyes de las montañas.
Los Herlungas son los descendientes de Herlur el Artesano, el más hábil e ingenioso de todos los hermanos. Gracias a su mente despierta y a sus hábiles manos, Dweorh, enseñó a Herlur como forjar el metal, como darle forma y como transformarlo en objetos inigualables. Como regalo le entregó un martillo rúnico con el que dar forma a toda idea que su imaginación pudiese albergar. Hoy día el martillo y el pico se han convertido en el símbolo de su linaje, prueba de que son magníficos trabajadores, artesanos y herreros.
Como herederos de la sangre de Herlur estos enanos han dedicado toda su historia a trabajar y crear magníficas obras de cantería, herrería y otras muchas artes. Con la caída del Imperio Enano, muchos de los enanos de este linaje abandonaron las montañas en una gran diáspora por el mundo, ganándose así fama como grandes trabajadores, artesanos y exploradores.
Rasgos
Rasgos físicos: los Herlungas, al igual que el resto de enanos, son de baja estatura pero fornidos. Su piel es clara, pero aquellos que son descendientes de los clanes que emigraron más allá de las montañas tienen en ocasiones la piel más morena. Sus ojos son castaños, azules o azabache y sus barbas y cabellos de colores rubios y castaños muy claros. No dan tanta importancia a la longitud de sus barbas como el resto de linajes, por lo que en ocasiones la tienen más corta
Rasgos psicológicos: son tercos y orgullosos, pero más afables que cualquier otro de los linajes. Son más risueños y despreocupados disfrutando del trabajo y de la vida. Son muy curiosos y la aventura y la exploración siempre les llama. No obstante, son famosos por su extrema codicia y avaricia, por lo que rara vez dejan escapar una moneda sea del metal que sea. No escapan de la batalla pues su sangre sigue siendo la orgullosa sangre de los hijos de la montaña, pero no son grandes guerreros ni tan belicosos como el resto de linajes.

Los Herlungas que viven en las montañas viven en común con el linaje de los nobles guerreros, los Ornlungas, ayudando como herreros, mineros y multitud de diversos oficios para los que sus habilidades son indiscutibles. Estos se organizan en clanes que se llaman gremios, en los que no importa la ascendencia de sangre sino el oficio que quieren realizar. Participan de las asambleas a través de los Maestres de Gremio, los cuales dirigen estos gremios.
Aquellos que descienden o que se han aventurado por su propio pie más allá de las montañas suelen vivir en caravanas con los de su estirpe, ganandose fama por el mundo como artesanos de renombre más hábiles que cualquier otra raza.
La religión no es tan importante para estos enanos como en otros linajes, pero su divinidad principal sigue siendo el Gran Padre. La mayoría de estos enanos se han decantado por el aspecto más justo del Vigilante, al que a veces llaman Artífice, al cual consideran también como dios de la sabiduría y como patrón de los oficios y las artes. Suelen rezar al Gran Padre cuando buscan la luz en la oscuridad, cuando necesitan ideas o para que bendiga sus obras para que sean siempre las más hermosas. Si bien no son grandes guerreros, ante las grandes injusticias o cuando el orden se encuentra amenazado, los Herlungas se encomiendan al Gran Padre para que les proteja en la batalla.
El Don de Herlur: como herederos de Herlur, los Herlungas han dedicado su vida al artesanazgo y al trabajo, por lo que han desarrollado un gran ingenio y habilidad. Por ello estos enanos pueden aprender por rol a forjar casi cualquier arma o armadura y pueden recibir beneficios en roles que impliquen habilidades artesanales (esto se deberá hablar con el miembro del staff que corresponda).